Las señales son claras y esta vez sí que sí, ni mayas ni "moyos"... ¡el fin del Mundo es ahora!
Ya me desperté yo el otro día algo acojonado de mi orgía clandestina en el convento de Nuestra Señora del Cascoporro y, por una vez, no era porque mis amigüitas monjitas me hubieran pegado algo como de costumbre, no. En cuanto me enteré de que nos habían
Y es que, oh, cachorritas empitonadas mías, no era buena señal. Sí porque (qué cojones, alguien con un par bien plantado tiene que decirlo y aquí estoy yo con mi mástil bien dispuesto para todas. Por si necesitáis saber esa información...) ¿cómo puede ser que algo tan beneficioso como privatizar la sanidad madrileña no diera sus frutos? ¿Cómo es posible que un plan tan bien elaborado donde se tuvo en Cuenca la opinión de toda España no llegase a buen puerto y nos pusieran a todos mirando a...? ¡Si era por nuestro bien, no paraban de decírnoslo los señores estos tan majos que conducen España!
La sanidad pública es caca de la
Ahora, como os decía mientras escribía con una mano y no me hacía ningún pajotillo con la otra para que no se enfaden las ricuras estas del ABC, ha llegado el final. Adiós, Mundo cruel, se te echará de menos allá donde estés...
¡Que sí, cagonelcopónbenditoya, leches, que estoy hablando de nuestro amado Pedro J. Ramirez, que se os tiene que explicar todo y me ponéis de mala "fostia"...!
Este pobre hombre, este santo sin alas, esta maravilla celestial hecha carne (sobre todo las lorzacas que le asoman por encima del cinturón), esta divinidad que nos traía la palabra de Dios ha sido expulsado de su santuario de mala manera y sin darle
Bueno, sí se lo deseo, qué coño, pero es que justo ahora me pilla plantando un pino en el trono mientras escribo todo esto y me viene mal de hora.
PANOCHO OVER THE WORLD
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