¡Porelamordediosbendito! ¡Otra vez botellón de “panchitos” debajo de mi ventana! ¿pero es que esta gente no se va a dormir nunca? ¿no tienen cajas de cartón bajo las que meterse en sus propios barrios? ¿no tienen cunetas de carreteras cerca donde caerse y no levantarse nunca más?
Y, encima, no son ni productivos ni pollas… Claro, te los llevas al campo a zarandear árboles para recoger aceitunas por 2 euros la hora y ellos tan felices, ¡como acaban como cubas con sólo una litrona, les basta y les sobra!
Ahora que los prefiero allí ¿eh? No porque estén lejos de la civilización (que también) si no por no tenerlos en los servicios de atención al cliente de mi ADSL…
-Hola buenas tardes wey…
-Señorita son las 10 de la mañana.
-Sí wey, en la madre España.
-¿Cómo? ¿Pero desde donde me habla usted?
-Desde un “selular”, pinche wey.
-¡Que desde qué lugar, copón ya!
-Desde el asiento de mi departamento, señor…
-Que desde qué lugar geográfico, ¡desde qué ciudad…! Bueh, es igual. Que llamo porque no me funciona mi ADSL por quinta vez en lo que va de semana… ¡y estamos a martes!
-¿Ha probado a hacer un reset en el router, wey?
-Sí.
-¿Apagó usted y “reinisió” la computadora?
-Sí señora, 3 veces.
-¿Ha probado a resetear el router “guayfai” mientras “reinisiaba” la computadora y hacía una bufanda de ganchillo?
-Euh, nop, lo he probado mientras me hacía unos condones en petit poi…
-Pues “entonces” es por eso. Lo “hiso” usted todo mal, chingado. “Grasias” por su llamada al “servisio” técnico de Chorrafón.
Y luego está el jodido reaggeton ¿pero qué coño es eso? ¿Música, a eso le llaman música? “A ella le guhta la gasoliiina, dame máh gasoliiina,”. ¿Gasolina? Lo que te doy es el surtidor con la manguera bien cargadita, ¡so jamona!
Donde estén las grandes canciones patriotas… “Teeengo un tractor amarillo, ques lo que se lleva ahooooora”. Y esa otra que decía “Estoy más salido que un balcón, y no tengo noooovia, y no tengo noooovia, estoy más salido que un balcón”. Y el gran clásico de los clásicos “Gordas, gordas supergordas, gordas, gordas y apretáaaas” del gran Javier Gurruchaga. ¡Ay, cada vez que me miro la entrepierna me viene esa canción al recuerdo!
De todas formas, no es que tenga nada en contra de ellos ¡eh! Yo los aprecio mucho. A los que están allí, en su país, a lo lejos, y que gracias a las últimas leyes aprobadas por nuestro bendito gobierno ni se les ocurre intentar cruzar el charco, a esos los quiero un montón.
Si total, mejor que en casa no se está en ningún sitio, hostias ya, ¿para qué tanto esfuerzo? Si me dijeran que aquí van a encontrar algo mejor; que sé yo, trabajo (nah, imposible, pero se sentirán integrados formando parte de los 5 millones que “curran” en el INEM ya), calidad de vida (debajo de un árbol del parque al lado de los mojonacos de perro no se está tan mal, la verdad), una programación de calidad (el mejor programa de televisión que he visto en los últimos dos años fue el día que se me fue la luz en casa), un internet económico (¡ey, una nueva oferta de Timofónica a 97€ el mega de ADSL! ¡Compro!), comida buena (faltan más franquicias, sólo con BurgerKin, MasDonal, Estarbaks, Telepicha, Donerkebá, DankinDónu, Quentaquifrenchiquen y Los 100Montalitros se me queda corto el menú) o un clima agradable (¿9 grados bajo cero en diciembre y 48 grados a la sombra en agosto? ¡Eso me lo paso yo por el forroloscojones, chata!), si encontrasen todo eso, repito, lo entendería pero en la situación en la que estamos… Y, peor, hacia la que vamos.
Hum, ¿y este sobre lleno de polvos blancos que me acaban de meter por debajo de la puerta con unas letras así como morunas? ¿De qué va mi camello? ¡Ya no hay nada de
confidencialidad, pocavergüenza!
PANOCHO THE CLOWN
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