jueves, 29 de septiembre de 2011

Jodidos suecos!!!

¡Le voy a poner una vela a la Virgen Santa de la Compra Compulsiva Bendita! (y, si además de ser virgen, tiene dos buenas tetas, mejor que mejor).

Aquí en Madrid hay un deporte nacional. Bueno, qué coño, hay dos.

El primero es el emborrachamiento de panchito, que consiste en ver cual se coge antes la moña más gorda y con menos cantidad de alcohol (va ganando uno de mi barrio, que cayó K.O. el otro día nada más oler los vapores al abrir el brik de Don Simón; por si os interesaba saber el ranking).

El segundo, y ahí voy hoy (te dije que te lo dedicaba muñeca… y Panocho siempre cumple sus promesas; como la de aquél fist-fucking con la oveja en la granja de al lado de tu casa ¡anda y que no nos reímos nada, ejem!), el segundo, decía, es el Massive Compring by Ikea.



La gente se aburre mucho ¿verdad? ¿Es eso o me lo parece a mí? Es decir, ¿qué coño le ven de interesante a echar la mañana entera en ese antro? ¡que te pierdes más que el Dioni en el laberinto de los espejos de la feria, coño! Porque está mal hecho a posta, a mi que no me jodan…

Ese sitio, el tipo que hizo el mapa, ¿se creía el Agatha Ruiz de la Prada del diseño de interiores o qué? Joder, tened los santos cojones de recorrer la tienda sin seguir las señales que hay repartidas por todo el edificio, a ver si no os dejáis atrás la mitad de los apartados; el otro día intenté colarme en la sección de camas con una prostit… euh, una amiga ucraniana que conocí en una esquina allí cerca, y acabamos echando un kiki en la sección de “Pomos y Tiradores”. Nunca le habían tapado tantos agujeros a la vez, a la pobre.

¿Y los frikazos que van? Deberían montar en FID, Frikis Ikea´s Day, porque esa gente se lo merece por méritos propios.

Conozco a una pava (que dice que es mi amante o no sé qué cojones, pero más le gustaría) que cada vez que va al Ikea de las narices, se trae media tienda en una mano (la otra se la trae llena de los perritos salchicha esos que venden en la salida, que tiene que mantener el tipo).

Ella entra en plan “Necesito unos cojines Alvine Gàva para conjuntar con los Alvine Spetsig que compré la semana pasada, que a su vez compré para ir a juego con la alfombra Almsted” (que suena como la cerveza pero no es igual; abteneos de lamerla compulsivamente cuando se os termine en casa el alcohol si queréis conservar la lengua intacta, os lo digo por experiencia). Pero, cuando sale, lo hace en plan “Ya de paso he comprado un sofá Ektorp, otro Karlstad, tres tumbonas Poäng para la cocina (que me han dicho que adornan una barbaridad), un chaise longe Smögen acuático para meterlo en la piscina, una mesa Stockholm que voy a poner encima de la mesa Klingsbo (para cuando tenga invitados de la ÑBA), 44 lámparas Bromölla con las que pienso forrar una pared entera para jugar por las noches a Star Wars y una docena de estanterías PS Nybygge que no sé dónde coño meterlas por falta de sitio pero tenía que aprovechar, estaban en oferta”.

Pero, claro, que le vas a hacer, pobre, ¡si con esos nombres es normal que se líe, copón!

Menos mal que los consoladores tienen nombres más sencillitos como “The Big King” y “Destrozalmejas” que, si no, ¡el día que vaya al sexshop se me compra hasta el extintor!

PANOCHO THE CLOWN

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