miércoles, 30 de noviembre de 2011

Vas por un resfriado y vuelves con un dedo metido en el culo

¡Este barco se hunde, mojigatos míos, vaya país cutre que tenemos!

Acabo de salir de Urgencias. No, hostias, cómo voy a hablar de aquella serie que encumbró al gran act… bueno,a Jorgito Clooney, hablo del maldito hospital.

Como los cartones de vinaco del Lidl no traen la composición para saber si son sanos o te pueden crear efectos secundarios y hasta terciarios, ha pasado lo que tenía que pasar, que después de mi ración habitual de 11 litros diarios me he empezado a encontrar para el culo y he tenido que pasar allí la noche. Pero literal, coño.

Una vez más rescaté el Panochomóvil del depósito (cada día me cuesta más saltarme la valla) y, más jodido que otra cosa, conduje como pude hasta la puerta del hospital; metí el coche en el parking a las 22:00 de la noche y me reí del sistema en su cara: “¡Muajajajaja! ¡La primera media hora es gratis, se van a cagar!”.

Entro para adentro (lógico, coño, SIEMPRE se entra para adentro; que no trago a la gentuza esa que dice memeces como “baja para abajo” y mierdas similares) y nadie me hace caso… ¡será que están muy habituados a ver un payaso en urgencias, no te jode! Espero 6 minutos y ya decido acercarme quejumbroso a una sala donde hay sentadas tocándose todo el coño a dos manos 4 celadoras; parece que se han dado cuenta que hay un ser vivo en la puerta así que se acerca una y, antes de que abra la boca y me despeje la duda de si tiene dos neuronas o sólo una, le pregunto que dónde carajo se coge número en este sitio. Me señala una puerta, entro y una señora que se ha debido de comer a otra me pregunta desde detrás del cristal, ”¿ha venido porque se encuentra mal?”



¡No, santoscojonesdelahostiaya, es que como van a quitar “La Noria” de la parrilla de Telecinco, me estoy buscando nuevos hobbies, no te jiba la moza!

No hay número, que buen sistema, sí señor; las 22:14 y yo con estos pelos. Relleno la hoja con mis datos, me acompaña la de la neurona a una sala a que me siente antes de que empeore… y me da un ataque de ansiedad al entrar. ¿Cómo carajo se les ocurre meter en una misma sala a un ser decente, hecho y derecho como yo, junto a dos familias de chinorris, una de gitanos allí con el padrastro, el padrino o como se llame, una pareja de “morenos” y otros dos que hablan raro, en plan croata o su pijotera madre? Para colmo, como un ala está en reformas y tienen maternidad cerrado, nos encajan a una “amarilla” con un bombo allí a esperar con nosotros…

El marido de la “japo” no pilla ni papa de español; se levanta para ir al baño y confunde el monigote del pavo con el de la pava y se mete en el de tías… pavo el que llevaba él encima. Sale avergonzado y nos dice algo en su idioma, “tallarines”, “Bruslí”, “tamagotchi” y “pokemon”, o no sé qué cojones, y le indican que el baño de hombres está estropeado y que fuera de la sala hay otro, saliendo a la izquierda. O el tío es disléxico o le pasa como al resto de España y se va para la derecha sin pretenderlo.

Las 22:59 y nadie sin aparecer a recoger al pobre y santo payaso convaleciente. Luego en los periódicos se extrañan si aparecen todas las semanas en las esquelas payasos muertos en extrañas circunstancias por listas de espera.

Uno de los “morenitos” que está allí me ve desesperado y me presta su móvil para jugar al puñetero bicho ese de los pájaros que lanzas con tirachinas. Bueno, vale, en realidad se lo he “tomado prestado” yo después de darle un euro y decirle que salga a vigilarme el coche, que lo tengo en doble fila… ¡Iluso, ja!

Después de estampar el móvil del tipo ese contra el suelo (jodido estrés que causan los pájaros esos, coño, ¿no saben que la ley de la gravedad existe?) y hacerlo mil pedazos, a las 23:34 le baja la regla a la chinaca y deja un charco en el suelo que ya me río yo del que se haya pasado la mañana encerándolo. ¿Pero no estaba preñada como de 15 ó 20 críos, que tenía más bombo que El Sorteo del Niño? Anda, joder, que eso es lo de “romper aguas”. Claro, si hubiera estado al lado de mi Lourdes en aquella época cuando se encaprichó con parir ella sola a nuestros dos hijos… ¡bah, donde estén aquellas horas invertidas en la barra del bar, que se quiten otros líquidos!

FIN DE LA PRIMERA PARTE… Sí, qué pasa, os dejo con la intriga del final como en las mejores series. “Pepa y Pepe”, “Villa Arriba y Villa Abajo” y cualquier historia de Intereconomía. En próximos días, más y peor.

PANOCHO THE CLOWN

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