¡Ja, esto es la bomba! ¡Desde que robo los periódicos a los mendigos que duermen en los parques, mi vida es mucho más interesante!
Los dinamarqueses, o dinamarquianos, o como coño se llamen la peña que vive en Dinarmaca, llevan meses sufriendo un nuevo impuesto que se han sacado de la manga para darles… mandanga (Joder, hoy mi musa particular no me inspira lo suficiente con las rimas… ¡chupa más, que no me concentro!).
Los cachondos de sus políticos les han subido los impuestos a las comidas mierdas; a los Fast Food, vamos. Ponen como excusa que los gordacos damos más problemas a sanidad y no sé qué cojones y, para reducirlos, pues aumentan los precios a la comida como las jamburguesas, la fritanga y demás cosas que nos alegran la vida en el día a día. Han hecho lo mismo en Portugal, con los “ilusos” esos (¿lo cogéis o es demasiado fino, gentuzilla?) y ahora van a por Inglaterra. ¿Adivináis quienes vienen detrás?
La FUCI, que suena a nombre cariñoso que le pones a tu furcia favorita pero en realidad significa Federación de Usuarios Consumidores Independientes, dice que la idea es subir los precios de los alimentos que provocan colesterol y bajar los de los alimentos sanos para, a la vez que mejoras tu calidad de vida, ahorres; también dice que la posición social influye y que, mientras menos pasta guardes bajo el jodido colchón y más cutre seas siendo pobre (que es muy poco “In”, coño, no tenéis visión de futuro), más comidamierda te zampas.
Yo tengo otra solución, a ver qué tal. Si es por hacernos mejorar la calidad de vida y te influye la mala economía, podemos matar dos pájaros de un tiro pagando a cada piltrafilla un sueldo de 2.000 euros mensuales, sea un zampabollos o no. Así, casi seguro que la calidad de vida mejora muchos puntos; eso y la economía general del país, que tampoco estaría mal…
Y lo de bajar los precios de los alimentos, ¿qué tal si en vez de los sanos, las lechuguitas, las acelgas y esas mierdas verdes que sólo comen las vacas en el prado, lo hacemos con todos, sean de la categoría que sean? Ya que no paran de subir la luz, el agua, el combustible, el gas y demás pijerías de esas inservibles que no nos aportan nada, por lo menos que podamos comer tranquilos.
Bah, pero qué burradas digo… ¿Cómo coño se me ocurren semejantes gilipuerteces, si sólo soy un payaso cincuentón fracasado y sin trabajo? ¿Qué sabré yo de economía?
Eso van a ser los litracos de lambrusco que me meto entre pecho y espalda noche sí y noche también, que me hacen mucho mal. O no.
PANOCHO THE CLOWN
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