lunes, 8 de agosto de 2011

Y yo con estos pelos!!!

Hay que joderse con el tema de los musicales…

¿Pero qué coño es eso del cantar por el cantar? ¿Es que no se dan cuenta que es un truñaco como un castillo y que la vida real no es así?

La verdad es que sería cojonudo, unas risacas sí que nos íbamos a echar todos.

Llegas ahí a un funeral, a darle el pésame a la mujer de tu mejor amigo, que la acaba espichar, y a la que te cepillaste justo la noche antes mientras él se ahogaba con una bolsa de plástico puesta en la cabeza cuando se la meneaba viendo la última de Carolina Bang (lo siento moza, estás jamona y te ha tocado, ¿o pensabas que seguía Plutón BRB Nero por sus guiones?). Te acercas a la reciente viuda y, cuando te dispones a darle dos besos, te marcas un temazo ahí rollo góspel; mientras ella te mira con cara de no saber muy bien qué decir, parte del resto de las personas que están allí se te unen y empiezan a hacerte los coros y, removiendo la tierra al
más puto, puro, perdón estilo Thriller de Michael Jackson algunos zombies hacen “uuuh, uhhh, tutuá tutuá”; el cura se emociona, deja de meter mano al sobrino de 11 años de la familia (que no te ha visto nadie, bribón) y se tira al suelo de rodillas en un grito rockero completamente desgarrado mientras hace los cuernos con los dedos; todos se dan la manos y hacen tres círculos alrededor de la viuda, a cada cual más grande y cada uno girando hacia un lado para, al final, sacarle una sonrisa y unirse a las canciones ella también la jodía por saco…



¿Que es muy bestia? ¡Pero si es lo mismito que ocurre en los musicales de verdad, copón!

El Fantasma de la Ópera. Tratas sobre un pirado demente de cojones con la cara deformada que acosa a una chiquilla de apenas 20 años a la que intenta secuestrar y asesinar… ¡y te lo cuentan cantando!

Chicago. Unas tiacas ahí todas pa matarlas a polvacos (porque fea no hay ninguna, vaya casualidad tonta también ¿no?) que asesinan a sus maridos ¡y se quedan tan panchas las pavas entre estrofa y estrofa! ¡Pero es que, encima, compiten por ver quién es la más chachiguay de la panda, tócatelasbrevas…!

¿Y los de bichos? Porque eso ya sí que tiene cojones… Si ya que una persona se ponga a berrear en mitad de una frase como lo más normal del mundo es atroz, imaginaos con
animales que hablan y cantan… Eso, señoras y señores y monjas de clausura (qué buenorra estaba Sor Beatriz, a ver cuando quedamos y le doy otro repaso), ¡eso es patetismo puro y duro!

El Rey León. Una historia de leones y otras cosas raras (que me expliquen de una jodida vez qué son Timón y Pumba, hostias) en la que ¡ tu tío asesina a tu propio padre, el rey, para arrebatarle el trono! Ey, pero no pasa nada, buen rollito… Akuna Matata.

La Sirenita. Una chavala que vive en el mar junto a otra chusma de su gremio cuyo mayor sueño es tener piernas y salir al exterior a probar cómo es ese otro mundo… ¡Y unos cojones, moza, tú lo que quieres es poder “abrirte de escamas” pa pillar cacho, que estás en plena adolescencia y vas más salida que el pico de una plancha!

Lo normal en el teatro, en las películas y en donde sea, no es ponerse a cantar así como así, a ver si lo vamos aprendiendo que, a este paso, joder, vamos a tener cantando hasta al hombre del tiempo y jodido parte metereológico… Eso sí, entonces lloverá siempre. Fijo.

PANOCHO THE CLOWN

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